POR LEER EL PERIÓDICO




No sé por qué tenía esa maldita costumbre de llegar al trabajo y desayunar leyendo el periódico si sabía que algún día acabaría en tragedia. Pero era entrar en la oficina, oler el café, servirme un vaso, y ceder a ese impulso irrefrenable de repasar las fotos, leer los titulares y, cuando me daban los brotes, hasta los editoriales y las noticias. Veía todos aquellos artículos allí plantados, zalameros, provocándome con esos tipos andróginos, de corte times, que decían “devórame” y, débil de mí, los devoraba. Débil y promiscua, porque me daba igual la cabecera, que, cuanto más azul y monárquica, más me excitaba. Ya te digo, una enfermedad mala, mala.
           
Yo lo intentaba, de verdad. Me prometía “un titular, uno nada más”. Pero luego, nada. Me ponía con el primero, se me olvidaba, y seguía leyendo hasta el final. Y, como cabía esperar, un día estallé. Me dejé llevar. Me subí a la mesa y grité: “¡Hijos de puta!”, con la boca bien abierta y la voz bien clara. Y con la misma claridad me despidieron.

Dieciocho meses estuve lejos del problema. Y la rehabilitación me ayudó a tener mi adicción controlada. Eso y que cuando uno está en paro, no nos engañemos, tiene otras prioridades. Quién me iba a decir a mí que me iba a volver a pasar. ¡Y en mi primera entrevista de trabajo!

La cosa ha sido así. Estaba citada a las diez  y, como he llegado temprano, me han invitado a sentarme en la sala de espera. Y a servirme café. Y a leer un diario (local, pero diario). Y ni me lo he pensado. Después del atracón de titulares he gritado “¡Hijos de puta!, que lo mío sigue siendo una adicción y yo una enferma. 

Y estaba a punto de salir, esta vez yo sola por la puerta, cuando otra candidata que estaba sentada frente a mi leyendo La historia interminable, ha abierto la ventana de par en par y, emulando a Bastián cuando intenta salvar Fantasía, ha gritado: “¡Hija de la luna!”.
           
Según la he visto he pensado “oh, Dios, está sí que está de atar”. Y enseguida ellos me lo han confirmado, porque a ella la han echado y a mí me han contratado. Obviamente he preguntado por qué.
- Porque una cosa es protestar y otra muy distinta tener esperanza de poder cambiar las cosas- me han contestado.

Y bien. Estoy contenta. Pero no sé cómo contar esto en casa, si empezar por la recaída o por lo de que vuelvo a tener trabajo. 

Actualizado 2021
Dibujo: creación propia 2020 / Técnica mixta, acuarela-collage

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